miércoles, 19 de marzo de 2014

Los justos, Albert Camus

Aviso a navegantes: a continuación se desvelarán varios diálogos fundamentales entre los personajes de la obra. Magnífico el personaje de Dora.

(Página 52-54)

Dora:  ¡Aguarda! (A Stepan) Stepan ¿Tú podrías disparar con los ojos abiertos y a quemarropa sobre un niño?
Stepan: Podría, si la Organización lo ordena.
Dora: ¿Por qué cierras los ojos?
Stepan: ¿Yo? ¿He cerrado los ojos?
Dora: Sí.
Stepan: Entonces ha sido para imaginarme mejor la escena y responder con conocimiento de causa.
Dora: Abre los ojos y comprende que la Organización perdería sus poderes y su influencia si un instante tolerase que unos niños fuesen destrozados por nuestras bombas.
Stepan: No tengo estómago suficiente para esas bobadas. Cuando decidamos olvidar a los niños, ese día seremos los amos del mundo y la revolución triunfará.
Dora: Ese día, la revolución será odiada por la humanidad entera.
Stepan: Qué importa si nosotros la amamos con la fuerza suficiente para imponerla a la humanidad entera y salvarla de sí misma y de su esclavitud.
Dora: ¿Y si la humanidad entera rechaza la revolución? ¿Y si el pueblo entero, por el que luchas, rechaza que mates a sus hijos? ¿También habrá que castigarla?
Stepan: Si es preciso, sí, y hasta que comprenda. También yo amo al pueblo.
Dora: El amor no tiene esa cara.
Stepan: ¿Quién lo dice?
Dora: Yo, Dora.
Stepan: Tú eres mujer y tienes una idea desdichada del amor.
Dora: (Con violencia) Pero tengo una idea justa de lo que es la vergüenza.

(Página 80)

Dora: ¡La paz! ¿Cuándo la encontraremos?
Kaliayev: Al día siguiente.

(Página 82)

Stepan: .... ¿Le quieres?
Dora:  Se necesita tiempo para amar. Y nosotros apenas tenemos tiempo para la justicia.


(Página 110)

La Gran duquesa:  Yo no soy enemiga tuya.
Kaliayev:   Lo es, como todos los de su raza y de su clan. Hay una cosa más abyecta todavía que ser un criminal, y es forzar al crimen a quien no está hecho para el crimen. Mírame. Le juro que yo no estaba hecho para matar.

(Página 123)

Dora: ¡La muerte! ¡La horca! ¡Otra vez la muerte! ¡Ah, Boria!
Annenkov: Sí, hermanito. Pero hay otra salvación.
Dora: No digas eso. Si la única solución es la muerte, no estamos en el buen camino. El buen camino es el que lleva a la vida, al sol. No se puede tener frío siempre...
Annenkov: También eso lleva a la vida. A la vida de los demás. Rusia vivirá, nuestros nietos vivirán. Acuérdate de lo que decía Yanek: "Rusia será hermosa".
Dora: Los demás, nuestros nietos... Sí. Pero Yanek está en la cárcel y la cuerda está fría. Va a morir. Tal vez ya haya muerto para que los demás vivan. ¡Ah, Boria! ¿Y si los demás no viviesen? ¿Y si muriese por nada?
Annenkov: Calla.



Los justo; Albert Camus
Alianza Editorial, bolsillo, 1982. 
Título original 1949.
ISBN: 84-206-3695-9




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