domingo, 10 de mayo de 2020

NO TODOS LOS POLÍTICOS SON IGUALES



Pertenezco a una de esas generaciones que saben perfectamente qué es una crisis económica y las consecuencias que reporta. Pertenezco a una de esas generaciones que saben cómo se han gestionado y gobernado esas crisis que tanta miseria, no solo económica y laboral, arrastraron. Que el Futuro, esa abstracción, tan próspero y cristalino para generaciones anteriores (desgraciadamente no son tantas), es una nube negra llena de agujas a la que nunca hemos sabido cómo acercarnos.
Esas crisis, a día de hoy, nos enseñaron muchos conceptos y palabrejas, algunos de ellos muy retorcidos: crisis bancaria, burbuja inmobiliaria, desempleo estructural, corrupción estructural, hacer más con menos, recortes sociales, troika y hombres de negro, apretarse el cinturón, disminución del crédito, reforma laboral, amnistía fiscal, déficit público y prima de riesgo, desahucios, pobreza infantil, los nuevos exiliados, demasiado cualificado, flexibilización laboral,  trabajadores pobres, deslocalización, neoliberalismo, 15M, etc.
         Y escribo esto porque quiero posicionarme en contra de ese mal endémico que circula por ahí y dice que todos los políticos son iguales, que da igual de donde vengan, qué partido o ideología o continente, país, región o barrio representen: todos son iguales. Pues no, para mí, no todos son iguales. Y esta situación nos muestra ejemplos casi a diario, que es muy importante no olvidar.
Nombraré a tres políticos que se han cruzado casualmente en el mismo día. Unos versos y tres nombres entrelazados por el azar. Anoche terminé la deliciosa serie “Devs”, una de las mejores series de ciencia ficción que he visto en mucho tiempo. En ella aparecen unos versos de Yeats que dicen: “Los mejores carecen de toda convicción, mientras que los peores / están llenos de apasionada intensidad”.  Ayer supimos que la Directora General de Salud Pública de la Comunidad de Madrid dimitió porque se negaba a apoyar que Madrid pasara a Fase 1 según la situación actual. Desistió, eligió marcharse. Todos sabemos la decisión y diferentes respuestas que ha dado la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Díaz Ayuso, al respecto. Priorizar la economía a la salud. Podemos recubrir esta afirmación con palabras, engrasarlas como antaño, pero no dejarán de significar lo que significan. No, no todos los políticos son iguales. También supimos ayer, a través de la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que los Agentes Sociales de este país firmaron un acuerdo para apoyar tanto a trabajadores como a empresas durante esta terrible pandemia (de nuevo impensable en otras épocas).
         Último escalón temporal. Julio Anguita ha sido ingresado en el Hospital Reina Sofía por un problema cardíaco. Aquí seguro que hay gente que bizquea, se le cruzan las ideologías, los colores y creencias y ya me han etiquetado por esta correlación de nombres: Ayuso, Yolanda Díaz y Anguita. Y lo acompañarán con su legión de adjetivos acostumbrados. Pero repito: no todos los políticos son iguales porque esa reflexión es simplista, aburrida, porque es una afirmación perezosa de quien no quiere profundizar en la historia y recordar a todos aquellos políticos que lucharon (y luchan) por mejorar la sociedad. Quizá sea porque prefiero valorar a recriminar, no lo sé. Lo que sé es que los derechos y libertades, la sanidad y la educación públicas no cayeron del cielo, ni brotaron de la tierra por arte de magia.
La pandemia del Covid-19 nos ha enseñado muchas cosas, entre ellas qué significa tener una Sanidad Pública y las consecuencias de intentar hacer negocio con ella, y no quiero entrar en el tema del tejido industrial con su maravillosa flexibilización y deslocalización, o esa estrategia de sustentar un país bajo el paraguas del ladrillo, el turismo y el sector servicios.
         En estos tiempos que corren parece que hablar de ideología es algo trasnochado, casposo, penado. Quiero copiar aquí la definición exacta según la RAE: Ideología: “1. f. Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.”
         Y me pregunto, ¿qué conjunto de ideas fundamentales me caracterizaban a mí, a mi país y a mi época antes de la pandemia? Y en mitad de esta crisis sanitaria, que tanto nos ha exigido y quitado, ¿han cambiado?, ¿qué conjunto de ideas fundamentales quiero que me caractericen a mí, a mi país y a mi época en el futuro? La respuesta a eso, lo quieran o no, es ideológica, porque son esas ideas las que construyen el ideal que tengo de la sociedad donde deseo vivir. Cada uno que decida cuáles son. Por mi parte, yo quiero un país que edifique sus cimientos sobre Lo Público; que el índice más importante donde mirar para saber si las cosas se hacen como queremos que se hagan sea el Índice de la Calidad de Vida y no solo el PIB o cualquier otra magnitud macroeconómica; que el mundo laboral no sea una selva donde exprimir beneficios y el trabajador cada vez pierda más derechos; donde la igualdad de resultados se imponga a la igualdad de oportunidades; quiero un país que potencie más la tecnología, las energías renovables, la investigación y la ciencia, el tejido industrial, favoreciendo a ciertas empresas y penalizando o por lo menos no apoyando a esas otras que hacen maniobras de escapismo en paraísos fiscales o se aprovechan de la miseria y la ausencia de derechos sociales y labores de otros países menos afortunados; un país que cuide su patrimonio histórico, que valore la cultura al nivel que merece; que proteja y coexista con el medio ambiente porque también son extremidades de su propia identidad; me gustaría un país edificado sobre la igualdad real entre hombres y mujeres, sobre el feminismo, también sobre el laicismo. Podría seguir expresando mis deseos, la proyección del país que me gustaría que mi hija habitara.
Todos estos deseos son ideológicos. Y cada partido los representa de una manera concreta, porque, ¿no es eso para lo que existen los partidos políticos, para llevar a cabo, para construir el país que sus deseos, QUE SU PROGRAMA (que diría Anguita), representan? Y quienes votan a unos u otros partidos se identifican y ayudan a edificar ese ideal de país que su programa y deseos representan.
No, no todos los políticos son iguales.

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