sábado, 21 de marzo de 2020

8. EL TESTAMENTO



«El testamento está enterrado en mi lugar favorito. La persona que lo encuentre se quedará con todo». Cuando el notario concluyó de leer, los parientes se miraron. La paz se había roto. La guerra era inminente. «Todo» era mucho. Los cinco hijos, con sus respectivas familias, organizaron sus cónclaves particulares. Analizaron las palabras «testamento», «enterrado», «lugar-favorito». Una vez decidido el plan de actuación se lanzaron pico y pala en mano hacia cualquier habitación o baldosa sospechosa de ocultar la suculenta herencia. Una vez destruido todo lo edificable, arrancados cada olivo y crisantemo, irrespirables los lazos de sangre y parentesco que el tiempo había trenzado, las cinco familias, polvorientas y exhaustas, descansaron sobre las ruinas que la búsqueda había producido.
Pasado un tiempo, la nieta más pequeña dijo: «Echo de menos al abuelo. Me hacía reír». En ese instante todos comprendieron que había sido la última broma de un hombre sabio.


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