sábado, 14 de marzo de 2020

1. MI APORTACIÓN, MI REGALO: UN LIBRO DE RELATOS


Esto es un regalo. La mejor manera, o la única, o la que considero más sincera para agradecer al Sistema Sanitario Público en general, y a todos los sanitarios en particular todo su esfuerzo. Es mi humilde aportación, la pandemia del coronavirus nos recuerda una vez más que decidir dedicarte al ámbito sanitario va mucho más allá de un sueldo a fin de mes. Cuidar, curar, acompañar, salvar… aun a riesgo, sobre todo durante esta cuarentena, de su propia salud.
         El 12 de marzo de hace dos años (curiosos marzos), mi doctora de cabecera me salvó la vida al recetarme una ecografía a la que no estaba obligada. Una semana más tarde, en mi revisión anual en nefrología, otra doctora me diagnosticaba cáncer de riñón. El objetivo de este texto no es narrar aquella situación. Lo que supuso y supone para mí. Escribo esto por los sentimientos que ciertas personas han vuelto a despertar en mí, y eso ha superado mi rechazo a cierta exposición. Como digo, esto es un regalo. 
         Desde aquel 12 de marzo de 2018 todo lo que ocurra en mi vida, todos los libros que alcance a escribir, todo el tiempo que disfrute con mi hija, con mi mujer, con mi familia y amigos, todos los libros que lea, que me enamoren, todos esos cuadros de pintores nuevos que descubra, todas esas ciudades y monumentos y rincones de otros países por los que deambule, toda esa soledad deliciosa que pueda saborear… todo por lo que merece la pena vivir, todo eso se lo debo, me lo han regalado ellos: las doctoras y enfermeros, los radiólogos y anestesistas, las cirujanas y auxiliares que me han acompañado (y lo siguen haciendo), que sin conocerme me trataron, y hablo en plural porque fueron todos, sin excepción, como una persona, como alguien conocido, como alguien cercano, incluso querido, como un joven de treintaicinco años con un cáncer incurable. Me salvaron. Y aquí sigo, con un riñón menos y unas manchitas en un pulmón que parece que han encontrado su lugar tranquilo, y ahí están, viendo pasar el tiempo. Y les digo que no tengan prisa, que Córdoba es una ciudad hermosa, que les leeré muchos libros y escribiré muchas historias, quizá no tan buenas como las que les lea, que mi hija les alegrará la existencia, eso seguro. Y parece que les ha gustado el huequecito que en mí encontraron y ahí están quietecitos sin crecer. Aunque eso de correr, beber vino o cerveza y dar toques a un balón quedó como un recuerdo lejano.
         A lo que iba, desde esta atalaya que es mi casa, junto a mi mujer y mi hija, durante esta cuarentena por el coronavirus para cuidarme (pertenezco a esa familia llamada población de riesgo) y para cuidar a los que están a mi alrededor, pienso, leo y veo los testimonios y los actos de miles de mujeres y hombres en hospitales. Sus rostros y lo que les rodea son un correlato objetivo, que llamamos en literatura, que expresa una emoción, sentimiento o, en mi caso, una verdad. Y esa verdad, reflejada en todos esos rostros que fueron los mismos que me acompañaron y cuidaron durante los días y semanas más difíciles de mi vida, no es otra cosa que solidaridad, empatía, valor, compromiso por esta nuestra especie, a fin de cuentas: un amor enorme por la vida, por la vida ajena que es algo hermosísimo. Son, para mí, los grandes héroes y heroínas de nuestra historia, de la Historia con mayúscula. Siempre, siempre han estado ahí. Que otros se queden con los Napoleones, Cid Campeadores y Julios Césares que yo me quedo con ellos: con los millones de anónimos que nos regalan lo más preciado de la vida. Gracias por todo. 
          Otra cosa, creo que la Sanidad Pública Universal es uno de los actos más revolucionarios que ha creado el ser humano en la historia.
         Los relatos que publicaré cada día, espero ser lo puntual que nunca he sido, forman parte del libro de relatos, inédito e incompleto, Cuando la humedad nos atraviesa. Aquí os dejo mis textos, un libro para entreteneros esto días extraños, pero sobre todo como agradecimiento. Es lo máximo que puedo ofrecer, para todos ustedes, con todo mi cariño y admiración, con infinita gratitud.



El primer relato que publico aquí, en el libro estaba situado al final, como último sabor de boca. Como todo ha cambiado, quiero que sea el primero, porque de alguna manera somos millones de personas los que nos encontramos en una isla parecida a la del microrrelato.







LITERATURA


Aún hoy se desconoce el día y la hora exacta de aquel maravilloso acontecimiento. Cuentan las leyendas que un hombre se adentró en un bosque con un bolígrafo y un cuaderno, mientras que a esa misma hora, que nadie recuerda ni sabe señalarla en un calendario, una mujer arribaba al puerto de una ciudad también con las mismas herramientas. A partir de aquí sí podemos asegurar el tiempo: cinco días más tarde, el hombre había dejado al bosque sin pájaros ni flores, robado el olor a romero y a jazmín; la mujer había arrancado todas las antenas parabólicas y fuentes de la ciudad, y extirpado la piel y los recuerdos de todos los que allí vivían. Al séptimo día, exhaustos, como dos recién nacidos, se reunieron en una isla minúscula de un océano desconocido y se intercambiaron los cuadernos.



15 comentarios:

  1. Escribes desde y hacia el corazón y eso te hace hermoso. Para mí eres adictivo. Ya estoy esperando el siguiente relato. Gracias

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    1. Nunca me habían llamado adictivo jaja. A ti, nos veremos muy pronto.

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  2. Precioso de verdad. Desde el corazon Gracias por esas palabras a Gracias a la profesion sanitaria de la q formo parte. Un saludo carmen. Mama de alejandro

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  3. Bellísimas palabras que salen de una persona maravillosa. Afortunada de formar parte de tu familia. Te quiero primo

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Gracias por recordarnos o, a veces, descubrirnos la VIDA.
    Desde otra isla, la de Polifemo, seguiremos tus "partes de guerra"

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  6. A ti. Buena isla esa. Así lo espero.

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  7. ¡Vaya pedazo de regalo! Y con una brutal fuerza en el relato, las sensaciones y emociones vividas. ¿Dónde hay que apuntarse para recibir un regalo como éste cada día? Enhorabuena, Salva. Que la humedad nos atraviese durante mucho tiempo. Un abrazo.

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    1. Gracias, aquí tienes tu casa para lo que gustes. Y que la humedad nos atraviese durante mucho tiempo y ficciones. Otro abrazo.

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  8. La fuerza y la sensibilidad de la creación literaria se sumerge allá donde vaya. En el bosque con sus habitantes y en la ciudad con los suyos. Imponente, Salva. Nunca dejes de soñar.

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