Una mujer permaneció en silencio, en aquel bar de barrio de
toda la vida, en una mesa apartada, durante más de veinte años, hasta que un
día, otra mujer, algunos años mayor que ella, se acercó, la convidó a una
cerveza, le regaló un libro y le recetó una pastilla de esperanza cada ocho
horas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario