El escultor, en su búsqueda por detener y atrapar el amor
en una escultura de piedra, modeló a su querido amante, ese hombre que lo había
amado y acompañado a lo largo y ancho del mundo y que, sin que él lo apreciara,
mientras se desvivía cincelando, tallando y concluyendo aquella obra de arte,
se había marchado hacía años de su lado sin que él se diera cuenta.
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